Dulces recuerdos...

jueves, 9 de abril de 2009

Ultimamente el cielo ha estado de colores muy puros, azules brillantes, naranjas encendidos, rosas de ensueño y violetas envidiables, el sol resplandece entre los amarillos y naranjas intensos, las nubes aunque son muy pocas parecen algodón mullido...



El canto de los pájaros es intenso durante casi todo el día, el aire fresco que juguetea entre las ramas de los árboles viene cargado de olor a mar y no para un instante a descansar, es primavera y mis ventanas permanecen abiertas todo el día.




De verdad que la primavera me gusta, más en esta época de descanso un tanto obligatorio en la que me tiene el desempleo...pero...este fin de semana he decidido que al menos por 3 días, no pensaré en las solicitudes, entrevistas y currículums que me avalan o no como buena empleada, de verdad que me causan dolor de cabeza.




El primer paso fue comprarme una paleta de coco, el segundo, salir al jardín y tirarme en un sillón de playa al pie de una palmera, mientras desenvuelvo la paleta helada de coco y los ojos se me inundan de la magnificencia del paisaje primaveral, no puedo evitar recordar mis días de infancia...el primer mordisco a la paleta me hizo volver a vivir aquel día en el que jugaba con una mariposilla blanca, la cual se posaba en mi mano sin pena y yo presumía mis dotes sociales animales.




No pude evitar recordar el primer día en el que Papá me llevó a "bucear", fuimos los dos a una playa cerca de la casa en donde nací, armados con dos visores con snorquel, me enseñó como hacer para no empañar el vidrio y poder así ver ese mundo marino ajeno a todo lo demás...




También recuerdo esa lluvia torrencial en la que mi hermano y yo jugábamos, brincábamos sobre los charcos que de un momento a otro se volvían como pequeñas albercas mientras Mamá nos observaba divertida y nos esperaba con toallas calientitas...¡que tiempos aquellos!...todos traídos a mí gracias a una paleta de coco como las que solía comer en días calurosos de primavera y verano.


Les dejo esta foto que tomé ayer, un día verdaderamente brillante, tanto como el de hoy, muchas gracias a Francisco y a Luchete por estar siempre al pendientes de este espejo, sus ideas me llenan y refrescan el panorama.